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MANZANILLA DE SANLÚCAR

UN TESORO EXCLUSIVO DE NUESTRA

TIERRA

Pocos vinos hay tan ligados a un territorio, a una identidad, a una manera de entender la vida como la manzanilla de Sanlúcar. Decir manzanilla es decir Sanlúcar y decir Sanlúcar es decir manzanilla. El vino de la alegría, de compartir, de disfrutar. El vino de la luz, del mar, de la brisa. Un vino único, que solo se da en este singular y bello rincón del mundo.

Porque para que la manzanilla exista tiene que haber Doñana, Bajo de Guía, vientos de poniente, uva palomino, tierras albarizas. Tiene que haber bodegas centenarias, con complejos sistemas de criaderas y soleras, tiene que haber botas veteranas extrañamente medio llenas-medio vacías y tiene que pasar el tiempo, mucho tiempo, en penumbra y silencio. Tiene que haber sabios y viejos capataces que sepan mantener la vida de un misterioso jardín de levaduras, un hermoso velo de flor que sobrevive en un azaroso equilibrio entre sacas, registros y rocíos. Por todo eso, y mucho más, la manzanilla de Sanlúcar es un vino único en el mundo.

En Delgado Zuleta llevamos elaborando manzanilla desde 1744. Lógicamente hemos modernizado algunos procesos, sobre todo a partir del vino terminado, pero en la prolongada fase de elaboración y envejecimiento, que se puede llegar a extender hasta los 10 años en algunas de nuestras manzanillas pasadas, se siguen respetando las artes y técnicas bodegueras más ancestrales.

Como resultado, una auténtica manzanilla sanluqueña, elaborada a la manera más tradicional. Dorada, aromática, sabrosa, nos evoca el Sol, el mar, el Sur. Perfecta en el aperitivo, complemento elegante con los ibéricos, quesos suaves, el pescaíto frito o guisos marineros. Un vino para disfrutar.

LA MANZANILLA

Fina

Vino pálido, con un brillante color amarillo pajizo. Aroma punzante y delicado, seca, fresca y delicada al paladar, con un paso de boca ligero y suave, con un regusto persistente y agradablemente amargo.

LA MANZANILLA

Pasada

Vinos sometidos a prolongados periodos de crianza, que pueden alcanzar hasta una década completa. A la vista son doradas, con aromas complejos y potentes y equilibrio entre el frescor y la intensidad, con un característico final ligeramente salino pero muy persistente.

fina
La EXCELENCIA

en Rama

Vinos embotellados directamente de la bota en su estado natural. Lo más cercano a catar la manzanilla venenciada en la bodega. Vinos auténticos, expresivos, tradicionales. Reflejos dorados a la vista, con una nariz punzante y una boca untuosa, potente y deliciosa.

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